En los últimos años la tendencia del café certificado se ha visto reforzada. Las certificaciones deberían garantizar el respeto a los estándares sociales y ecológicos mínimos en el ámbito de la obtención de las materia primas. “Y por el contrario, las condiciones reales de cultivo del café son, como antaño, pésimas en muchas ocasiones y muchas empresas rechazan la asunción de responsabilidades en la eliminación de los abusos sociales”, según informa el experto de VKI Peter Blazek.

Junto con otras asociaciones de defensa del consumidor, la VKI ha sometido a ocho conocidas empresas proveedoras de café a un “test ético” bastante completo. Las conclusiones obtenidas son que muchas de las medidas no son suficientemente ambiciosas, en particular destaca la falta de controles sistemáticos en relación al respeto de los derechos de los trabajadores. El mejor resultado global lo han obtenido Illy y Nestlé. En última posición, la italiana Segafredo.

La relativamente pequeña empresa familiar Illy destaca sobre las demás en el este test, con un total de 73 puntos sobre 100. Sobretodo por lo que respecta a políticas sociales, Illy posee un estándar de certificación amplio y específico para cada país. Según Blazek de VKI lo que les falta es, no obstante, un control independiente. Además, el respeto a los requisitos ambientales se limita al cumplimiento de la normativa.

Por su parte, el grupo suizo Nestlé se muestra comprometido con la ecología, a pesar de que hasta ahora la empresa se limita a un estándar de certificación interno. Además, Nestlé ha sido hasta ahora la única empresa verdaderamente rigurosa a la hora de facilitar información sobre su actividad a favor de los derechos humanos, por lo que ha obtenido 64 puntos, obteniendo la segunda posición.

Fuente: Compromiso RSE

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